jueves, 27 de diciembre de 2012

La Razón







Desde tiempos remotos nos hicieron creer que solo es posible una razón, lo cual siempre llevó al intento de la despiadada destrucción de la contraria, una veces por salvar el propio interés, otras, simplemente por no ver posible las dos a la vez. Pero sin duda, hay muchas razones que se dan de frente, y no por ello una es mayor que la otra.

Este es un caso muy cotidiano y provocador de muchas rupturas, entre amigos, familia, compañeros de trabajo, parejas, etc; es como una locomotora sin control que arrolla todo a su paso
 Cualquier persona podría ceder a la razón del otro, siempre y cuando, este aceptara también la suya como válida.
Pero cuando egoísta y cruelmente se despoja al otro de la más mínima razón, desaparece la esperanza de un acuerdo.  A veces, sería tan sencillo como un "lo siento", "quizás lleves razón", "no lo había visto desde esa cara", o simplemente decir, sí, llevas razón, pero por favor, hazlo de esta otra manera........Pero no, no se actúa así, simplemente se niega todo al otro y se culpa de todo al otro, con lo cual, la ruptura empieza a quedar asegurada.
La razón en términos matemáticos es algo muy preciso, tan solo puede ser un resultado numérico, pero la razón en el mundo de las emociones no es algo sencillo, más bien incluso no debería tener aplicación dicha palabra, y sí, ser sustituida por otra más moldeable y adaptable. Al no ser así, nos encontramos constantemente con la imposición de razones, razones que se nos venden como verdades absolutas, que parten del interés, creencia o necesidad del otro, pero que no son coincidentes con las nuestras, en las cuales a la vez, también creemos profundamente.
La razón no es un concepto universal, es la confirmación de que lo que se hace o se piensa  es lo correcto, pero esa corrección puede ser para hacer el bien, para hacer el mal, para ser honesto o deshonesto, así nos encontraríamos con una buena o una mala razón; es decir, que la razón no lleva inherente lo justo o preciso. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Amsterdam








Hace años estuve un día en Amsterdam, y desde entonces siempre dije que era la ciudad que más me había gustado de todas las que había visto, porque además de sus características arquitectura y fachadas, me llamó mucho la atención su nivel de civismo y urbanidad, donde tanto bicicletas, coches, tranvías y peatones, podían convivir y compartir la ciudad sin apenas señales de tráfico.

Ahora y después de casi veinte años, he vuelto a ver esa mágica ciudad, y también me ha vuelto a gustar, solo que ahora he tenido que sumarle más razones. He visto una ciudad, un pueblo, un pueblo en toda la extensión de la palabra, es decir, personas que conviven cívicamente y con cierta dosis de alegría, una alegría que siento que en España nos han robado, pero es que en Amsterdan creo que han sabido entender muy bien los principios de libertad y respeto a los demás, quedándole a todo el mundo su margen para respirar, he visto como por las mañanas temprano, a pesar del frío, los propietarios de establecimientos comerciales se dedican a limpiar sus cristales de escaparates, bares, etc. y se les nota que lo hacen con convicción, he visto a albañiles trabajando en fachadas, bajo la llovizna y cantando al mismo tiempo, como agradecidos a su trabajo.

Y sin duda,todo eso se debe a unas políticas que hacen que esas maquinarias sociales funcionen a la perfección.
 En Holanda se hizo una ley anti tabaco  pero no una ley represora y absolutista, capricho de unos vulgares y déspotas políticos , sino un ley que beneficiara a todos, de tal manera, que lo que realmente hizo esa ley, no fue prohibir el tabaco, sino crear establecimientos para todos los gustos, incluidos los coffee shop, especializados en la marihuana, pero también todo tipo de locales por géneros, para heterosexuales, para homosexuales, y para todo tipo de afinidades, incluso pude ver un bar donde se prohibía el uso del Teléfono, supongo que con el fin de evitar las a veces inoportunas llamadas de Tlf, mensajes o wasap, algo muy popular a día de hoy, pero que sin duda, interrumpen conversaciones y posiblemente evita una mayor concordia entre amigos que se encuentran juntos en ese momento, así pues, no es extraño que haya gente que sabedora de esto, prefiera ir a locales donde esto no pueda ocurrir.



Una ciudad donde no resulta fácil ver a un policía; están, pero están para cuando se necesitan, no para atosigar a los ciudadanos ni para saquearlos a multas. En cualquier caso, hay muy pocos coches, el centro de Amsterdam está por debajo del nivel del mar, y todo lleno de canales, eso haría imposible un número elevado de coches, posiblemente esa sea la razón por la que un día la población autóctona decidió que el mejor medio de transporte era la bicicleta, y la emplean todas las escalas sociales, desde un estudiante a un ejecutivo o empresario, además es muy curioso observar quienes van en ellas, puedes ver al típico bohemio, y a continuación al que va muy bien vestido y camino de su oficina. Vi dos anécdotas al respecto, una, que en la gran estación central, en vez de un gran parking para coches, lo era para bicicletas, (miles) y así como aquí se ponen muchos prohibidos los aparcamientos para coches, allí se suelen ver muchas pequeñas pegatinas en escaparates y en puertas, de prohibido bicicletas.
Pero bueno, lo mejor es esperar el buen tiempo y visitarla.