Posiblemente a lo largo de toda la costa mediterránea, La
Manga sea el punto de mayor equilibrio ecológico, el punto de mejor temperatura
del agua de toda la península, unos 26 grados en verano, frente por ejemplo a
unos 17 que puede tener la costa del sol.
Unas playas completamente azules y de arena blanca, a lo que
se le une, el no tener contaminación alguna, ya que en sus 20 km, no hay
industria, ni río, ni rambla alguna,(en la parte del mediterráneo); todo eso con su indiscutible peculiaridad
de tener un mar a cada lado.
Así que una inmensidad
de quienes aquí vienen, pueden sentir su magia, y quienes estamos
siempre, además de disfrutarla, conocemos las razones tangibles que nos
comprometen definitivamente con ella.
Pero La Manga, como todas las cosas importantes, tiene sus
detractores, algo que es más un orgullo que una lamentación, y probablemente
una ventaja, ya que todo necesita un equilibrio, y superado este, sería
imposible su habitabilidad. Aún así, fuera de la época veraniega queda
demasiado despoblada, evitando, tanto una habitabilidad normal, como la falta
de viabilidad de casi todos los comercios. Esto es algo que todos sabemos muy
bien, pero no como paliarlo o resolverlo.
La Manga tiene unas limitaciones innatas e insuperables, y
al no ser que se parta de ese entendimiento, nunca se llegará a una solución o
mejora de su problemática.
El primer gran problema, parte del ayuntamiento y sus grises
políticos, faltos de imaginación y sentido común, gentes que solo se dedica a
seguir unas corrientes generales en urbanismos municipales, urbanismos que por
lo general están basados en intereses, o en el mejor de los casos en modas y
esnobismos, pero no en la lógica, o lo que debería ser el sentido común.
Supongo, que casi toda la gente que viene a pasar unos días
de vacaciones a la playa, si algo no necesita, es traerse sus semáforos,
direcciones prohibidas, direcciones obligatorias, y demás imposiciones de
tráfico; la gente necesita comodidad, y esta, inconscientemente le hará
apreciar el lugar y volver a él.
En La Manga, por sus características geográficas, se hace
indispensable el uso del coche, ya que al estar tan extendida no es posible el
ir a pie, pero el ordenamiento urbano ha creado una pesadilla en este aspecto.
Normalmente todos los conductores deseamos el poder parar en cualquier momento,
pero aquí no es posible, porque está toda "canalizada", con esos
amenazantes bordillos de cemento, que además del temor que provoca rozarlos con
una rueda, impiden el poder detenerte ni tan siquiera un momento en el lugar
deseado. A todos nos ha pasado, el intentar detenerte, simplemente para tomar
un café, entrar a la farmacia o comprar el pan, y nos hemos pasado del lugar,
en busca de un hueco, un puerta de escape donde dejar el coche, y en esa
búsqueda nos hemos alejado tanto, que renunciamos a nuestra necesidad.
He oído hablar infinidad de veces de esos esnobismos de
carril bici, paseo peatonal.... Sin una reflexión previa sobre las limitaciones
geográficas, y es que aquí no es posible todo eso, al menos como la gente lo
imagina; aquí hay que hacer las cosas con lo que se dispone, y únicamente así,
esto volverá a tener el encanto que un día tuvo.
En mi opinión, habría que meter el pico mecánico y acabar
con todos esos canales asesinos de hormigón, del mismo modo que han acabado con
los malditos badenes de cemento que había en la carretera, afortunadamente, en
el ayuntamiento, hay o ha debido haber algún técnico que le regía correctamente
la cabeza y acabó con ellos. Esos badenes, sin duda tendrían sus seguidores,
pero estoy convencido de que una vez eliminados, nadie los ha echado de menos,
sino todo lo contrario, ha sido motivo de numerosas celebraciones; pues lo
mismo pasaría si se eliminaran todos esos malditos canales de cemento.
Hoy, en Europa, ya hay algunas ciudades donde después de muchos
años de indeseables bordillos afilados y
asesinos, donde al pisarlos se pierde el control del coche y no se sabe hasta dónde
pueden llegar las consecuencias, han sido eliminados y con ello la reducción de
accidentes. Han decidido poner todo al mismo nivel, y los diversos carriles,
así como las aceras, han quedado dividas solo por el color del pavimento.
Pero no solo el !!excelentísimo!!,
es responsable de sus desacertadas acciones urbanísticas, también los cómplices
ciudadanos, que tras la costumbre de ver todo eso así y no tener la capacidad
de imaginarlo de otra manera, ven con buenos ojos todos estos disparates.