Hemos tenido
una KDD fotográfica en Madrid, esto es algo que tiene como pretexto, que un
grupo de entusiastas por la fotografía, de distintos lugares, nos reunamos de
vez en cuando en algún lugar de España para hacer fotografías.
Como digo, es
un pretexto, ya que en realidad es solo por el placer de unir la afinidad y
desarrollar la amistad; también da la posibilidad en algunos casos, de que
gente que solo se conocía por la web, tenga la posibilidad de hacerlo frente a
frente, lo cual genera un interés adicional. Por lo general, y más allá de
fotografiar motivos urbanos, se convierte en una guerrilla de disparos mutuos
entre los asistentes, a lo cual le llamamos "pilladas".
Una vez más,
durante este fin de semana pasado, he podido observar cómo se repite una y otra
vez la misma situación del día a día de nuestro país, algo que ya empieza a
ocurrir de manera asumida y silenciosa.
El momento de
sentarse a la mesa de restaurante para comer, es sin duda, o más bien lo era,
el más agradable del día, (Siempre se dijo, que una buena mesa todo lo
arregla), sin embargo, llevamos ya mucho tiempo que esto no suele ocurrir, las
comidas se aceleran, las conversaciones se cortan, y se rompe la armonía, ya
que los fumadores salen y entran para fumar, lo cual inevitablemente impide la
progresión de una agradable charla de sobre mesa, o más bien, ni se produce esa
sobre mesa. Tras esa situación de escasa armonía, al acabar la comida y salir a
la calle, se sale con la sensación de un tiempo perdido, donde nada ha servido
para recuperar entusiasmo y encontrar sentido a que hacer a continuación.
Pues bien,
esta KDD, llevaba camino de acabar sin encanto alguno, ya que esta situación se
tuvo durante el día del sábado, pero afortunadamente, el domingo, aunque ya en
menor número de asistentes, tuvimos la fortuna de dar con un restaurante, donde
fue posible, no solo una buena comida, sino una estelar sobre mesa, de esas que
los camareros tuvieron que esperarnos para poder cerrar, (y fuimos los primeros
en llegar al restaurante).
Durante esas horas surgieron todo tipo de buenos
propósitos, e incluso se le puso futuro a diversas ideas, fuimos felices,
amigos, y no queríamos que ese momento acabara.
Recuerdo, que
durante toda mi etapa como empresario, en estas comidas era donde se conseguía
la armonía entre mis clientes, empleados y yo, donde surgían los proyectos de trabajos y
comercio, al tiempo que, dado el buen ambiente, se les ponía la proporción
necesaria entre interés, ética y moral. Hoy ya no se hace así, hoy ya no
existen esas mesas de hermanamiento entre las partes, hoy el comercio se lleva
de manera fría, a distancia, todo maquinado exclusivamente con números.
Por todo
esto, espero que la gente se dé cuenta y no se olvide del daño social que estos
represores políticos nos hacen cada día con sus técnicas de dominio. Ellos son
muy conscientes, por eso lo hacen, no les importa esa destrucción de la
armonía, es lo que realmente pretenden, desactivarnos y rompernos en pedazos.
No reivindico
el derecho a fumar, en España no está prohibido y se hace cada día, reivindico
el que podamos reunirnos y disfrutar de la armonía de una mesa, como toda la
vida se hizo.