jueves, 29 de diciembre de 2011

La pirámide




Se cierra un inaceptable, represivo e incomprendido año, y todo se llena de ilusiones  para el próximo, de esperanzas, de esperanzas que tendrán que ser divinas, porque casi nadie se quiere dar cuenta de la realidad que se ha apoderado de nuestro sistema económico, no enfermo, ni accidentado, sino desgastado, caduco, en el pico de la pirámide, necesitado de una profunda reforma, de un cambio de mentalidad, cosas que ni políticos ni grandes controladores del capital están dispuestos a llevar a cabo, no, no porque ellos no lo pueden concebir de otra forma, ni permiten que los demás lo hagan.
 Pero un sistema que opta por apartar a cinco millones de trabajadores por no mover ficha en sus estructuras básicas, tanto laborales como económicas y esperar que el juego continúe sin ellos, es una misión imposible, sus consecuencias y agonía continuarán durante mucho tiempo, tanto como el que necesiten para cambiar su mentalidad. 
Su esperanza y utopía es aumentar la productividad para crear empleo, pero aumentar la producitivad solo es posible si existe una demanda de ella, y nuestra sociedad tiene una saturación general de mercado, no tendría sentido construir más edificios de viviendas, para que como tantos otros queden sin habitar, ¿o los construimos para que decoren la ciudad?, ya tenemos varios coches por familia, ¿acumulamos más como si de una colección de cromos se tratara?, ya tenemos varios televisores por las casas, ¿ponemos más?, claro que no, hay que olvidarse de utopías productivas y aceptar la realidad de que hemos llegado al mundo soñado donde trabajan las máquinas y se reduce la mano de obra, de tal manera que su única posibilidad es la redistribución del trabajo.
Pero sin duda tanto el nuevo gobierno de España, como los de Merkel, Sarkozy y demás, se seguirán estampado contra la pared, sin encontrar solución alguna, atrapados como un animal en una jaula, porque tampoco al sistema de moneda único le encuentran solución, en la mesa del juego siempre habrá jugadores que expolien a otros, y a continuación se les presta dinero para que sigan jugando y así ganarles más partidas, a continuación a los expoliadores se les viene el insalvable problema de que necesitan cobrar, y si no le siguen prestando no es posible, y si no les prestan tampoco podrán seguir en la mesa de juego para poder continuar expoliándolos, y si a los expoliados se les exige recortes para poder pagar su deuda, y los recortes llevan consigo el no poder jugar en la mesa, es decir, el de no comprar a estos países más competitivos para ahorrar; así que tampoco esto sirve a los expoliadores..................
Creo, que no solo España, Europa necesita un profundo cambio, un cambio que haga posible la unión y la moneda única, pero sin duda, eso no llegará de la mano de Merkel, ni de Sarkozy.
Feliz Navidad y mis deseos de un mejor 2012