domingo, 28 de agosto de 2011

El frutero y su furgoneta




 Hace algunos veranos, empezó a venir un hombre con su furgoneta hasta la entrada de mi edificio, la aparcaba junto a la valla de entrada, era un vendedor de frutas, muy mayor, con cara de haber llevado una vida muy castigada, serio, triste, decaído y con una voz muy apagada, él no tenía altavoz, ni usaba el pito de la furgoneta, ni nada que llamara la atención; humildemente y cansado, se sentaba en la acera, a la espera de que sus posibles clientas bajaran a comprarle alguna fruta, al no tener un horario exacto ni oficial, tenía que invertir mucho más tiempo del necesario en esa espera, y aun cuando ya había conseguido vender, se mantenía a la espera durante bastante tiempo, por si a alguien se le hizo tarde para bajar y no dejarlo desatendido, era evidente que no tenía prisa, su comercio era muy reducido y no necesitaba abarcar muchos sitios para vender.
Un día de los asignados para venir, llegó más tarde de lo habitual, pero mi ex pareja estuvo esperándolo, mirando de vez en cuando desde la terraza por si lo veía llegar. Cuando apareció, bajó a comprarle algo que necesitaba, ella era posiblemente su más fiel clienta, incluso le hacía publicidad a otras vecinas para que bajaran a comprarle; al llegar junto a él le preguntó porqué había llegado tan tarde, él le contestó que se le había roto su vieja furgoneta, y que había tenido que alquilar una, algo que le costaría más de lo que ganaría con esos pocos kilos de fruta que vendería, pero que no quería dejar a nadie esperándolo y no venir. 
Le comentó que posiblemente ese sería el último verano que vendría, porque ya no tenía edad para continuar, y además una furgoneta nueva no le sería rentable ni podría pagarla. A partir de ese día estuvo varias semanas sin venir, hasta que lo volvió a hacer, acabó comprando una furgoneta de segunda mano con la ayuda de un familiar.
El verano pasado volvió, lo vi desde lo alto de mi terraza, estaba sentado en la acera, solo, con la cabeza gacha, aspecto de desolación, esperando a que alguien bajara, con esa ya conocida imagen de tristeza, y pensé !qué pena!, mi ex pareja ya no bajará, ya no está, pero él no lo sabe, pensará que ya no quiere bajar, que ya no quiere sus frutas, o quizás que ahora las compra en otro sitio......
De pronto me surgió este importante problema y pensé, si me ve, sin duda creerá que ella ya no le quiere comprar, pero si tampoco me ve a mi, es posible que piense que ya no estamos aquí, que nos hemos ido a otro sitio a vivir, y eso no le puede hacer ningún daño más allá de una pequeña venta perdida. 


Desde el verano pasado no he permitido que me vea.

8 comentarios:

  1. Me gusta.Pero ¿por qué no baja él?
    No come fruta.
    Teme que le pregunte por su pareja.

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  2. Es genial esta historia... pero mejor es escucharla. Un besote Salva. A Jose también le gustó.

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  3. STELLA MARIS SAMMARTINO29 de agosto de 2011, 1:09

    me gusto el relato.......pero por que no bajaste vos a comprarle ?????????????????????

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  4. Un relato muy bueno como todos los tuyos, pero esta vez me ha parecido un poco triste ... aunque es verdad, la vida sigue su curso y algunas cosas que pasan pueden afectar a la vida de varias personas no sólo a uno mismo.
    Un abrazo Salvador

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  5. a eso se le llama efectos colaterales ...tu pareja ya no está contigo ,y el frutero no vende la fruta y verdura que tu comias ....no me parece justo ,tenias que haber bajado tú a comprarle por pequeña que fuera la venta siempre suma a las demas .si me permites un consejo ....cuando venga el frutero baja que te vea y comprale algo ...un beso ....Mary
    buen relato Salvador ....

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  6. Fantastica Salvador, una bella storia.
    Besos

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  7. ¡Menudo problema para resolver!
    Supongo que él continúa comiendo fruta y verdura cuando le apetece, pero a la mejor la compra en otro sitio porque antes nunca hacía él la compra y no está dispuesto a afrontar una posible pregunta de cortesía, hecha sin malicia,¿Y su señora, cómo es que hace tiempo que no baja, no se encuentra bien? Y él no está dispuesto a dar explicaciones, aunque tampoco a mentir, y puede que aún le duela la ausencia y necesita tiempo. Estoy segura que algún día afrontará la situación con naturalidad y ya no tendrá que esconderse... ¡Cuestión de tiempo! -R-

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  8. Gracias por vuestra visita, ya sabéis que siempre leo vuestros comentarios, y me encanta......

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